miércoles, 10 de noviembre de 2010

Introducción a la Tragedía, que será un nuevo blog para vosotros

Cuando la fuerza no es un recorrido
Sino un punto infinitesimal en la nada,
Cuando no había ni estrellas enanas,
Ni grandes soles se habían extinguido.
Cuando no había polvo, ni planetas
Surcaban las enormes curvas celestiales,
Ni eran siquiera los conceptos esenciales,
Ya cabalgabas Tú, junto a tus atletas.
Desde radio Confín del Mundo,
Yo elevo una plegaría a la esfera,
Que bajen carros de fuego y silencio,
Que las muchedumbres queden atrás,
Que se aprecie lo humano y sincero,
Y por muchos años se ame con verdad.
Deben quedar muchos, muchos menos,
Nunca te falto, y nos falto, probabilidad.
Ni intención, ni deseo. Sino necesidad.
Dame una voz para reclamar tus oídos,
y una pluma de llamas para borrar los odios.

martes, 9 de noviembre de 2010

Perdidos

Yo soy el número uno,
El número uno de los perdidos,
Encontrados en una conciencia de silicio.
Yo soy el número uno,
De los bellos durmientes,
Así nos llamarán.
Cuando el hombre era todo esperanzas.
Más, esperanzas podridas.
Cuando las redes atrapaban hasta los destinos.
Por pequeños que fueran.
Quince minutos de día, tenías.
Una infinidad de terciopelo de risa
Que agrada a todo un norte
Sin estrellas.
Hay luces en las ciudades
Para no ver el cielo,
Y falos en las calles para mirar la oscuridad.
Somos la generación del negro,
Del agua sucia, de las conciencias famélicas.
Tenemos miedo de mirar nuestra propia sombra.
Larga y triste.
Estamos realmente perdidos.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Pantalla

La vida no somos tu y yo mirando una pantalla.
Una pantalla cada uno.
Una silla tumbada junto a la ventana.
Junto a una ventana,
Sin vistas.
Un jergón con espacio solo para uno.
Un jergón con esperanzas de cientos.
¿Dónde dejaste tus deseos de cielo?
¿Los tienes en un cajón?.
¿En que calle perdiste el momento
De subir al coche de los narcos?.
¿O de los policías?.
¿Cuándo te diste cuenta que no había coches?
¿Qué no había futuros,
Sino presentes continuados?.
¿Cuándo perdiste tu fe en algo,
Por malicia, por movimiento, por pantalla y noche?
¿Dónde quedaron tus días?

Pantalla. Una para cada uno.
Una para cientos de miles.
Un gusano en la nariz.
Una droga. Una. Una para cada uno

viernes, 5 de noviembre de 2010

Quijote

Enfrentado al papel en blanco,
Con la cabeza surcada de ideas,
No tengo tiempo ni quedan teas,
Que no enciendan un estanco.
Fumo mucho, y soy muy franco,
Y me sientan muy bien las peas,
Con una cerveza y unas grageas,
Escribo más, y peor, que el manco.
Pero me quedan mis esperanzas,
De quijote insano y malavenido:
Creo en Rocinante y sus andanzas.
Iremos por camino de gigantes,
Salvaré doncellas, y haré atrevidos,
Beberé ingenios, y tiraré guantes.
Y si me quedan aún más energías,
Escribiré versos a alguna impía,
Que ronde mi corazón en vela.
Por ser un sueño, y mi candela,
Y el motivo cierto de mis días.

Romeo y la galaxia.

Si tuviera un centro,
Que desplazara mi gravedad,
Que sonorizara mis cuerdas,
Que embelleciera mi sangre.
Si tuviera un centro,
Que invadiera mi espacio,
Que encontrase mi curva,
Que armonizara mis notas,
Que absorviera mi luz.
Si tuviera un centro
No sería mi roto corazón,
Ni mi amarga conciencia,
Ni el centro de mis ojos.
Somos un agujero negro,
Una necrosis con límites
Pero con escasas fronteras.
Un espacio roto en el centro
De un caos ordenado
De estrellas inhabitadas.
Si tuviera un centro,
Todo sería estable e hiperbólico,
Y todo seguiría girando
Alrededor de un roto en el camino.
Hay que ir mas allá de los espacios,
Mas allá de las culebras entrelazadas.
Más allá de la falta de luz.
Más allá de lo masivo.
Soy una simple galaxia,
¿Quieres ser mi agujero negro?.