sábado, 25 de febrero de 2012

San Martín

Sed de sangre, a partes iguales,
Con sed de vino, y aire fresco,
Observo mi entorno, y ofrezco,
A los cerdos, margaritas vitales.

Bellezas poliédricas y letales,
Que no sobrepasan sus cercos,
Que se colapsan en sus estrechos,
Que no hace mejores animales.

Y sigo observando, por cuitas,
No por derechos, ni por orgullos.
Y sigo pensando en las minas,

Que son esos animales infectos:
Saben buscar trufas y comer capullos,
Pero no retienen la belleza al efecto.

martes, 14 de febrero de 2012

Permanencia

Senos, cósenos, geometría del vértigo,
Ángulos que calibran según te aproximas
El vértice cotidiano de mis cuitas nimias,
El pobre despertar de mis pensamientos.

Se abren las curvas, y tomo paso lento,
En las esferas elásticas de tu varada calima,
En el sobornado tiempo de mis rimas,
Adoro el aire que emana de tu aliento.

Y como si fuera un chicle que inflas,
Se inflaman, con tus suspiros, mis pobres alas
Para estrellarse con la pared de tu esfera.

Y no salen mis márgenes de tu caricia.
Y sigo siendo preso de tus labios de hada,
Como una pompa que atrapas, y se espera.

lunes, 13 de febrero de 2012

La pena correspondida y el discurso Bolena

Cartas abiertas que viajan con alerta
Para que las lea hasta el puto cartero,
Palabras que se derraman y caen al cesto
Con sangre , metal, nervio, cabezas.

Cada vez que te escribo, me rezas,
Aunque palabras no salgan de tus besos,
Aunque el filo de la hoja sólo tiene gestos,
En mis ojos, al girar condolido la testa.

Podrás viajar, deambular y hacerte vieja,
Yo seguiré en mi cadalso de treinta y pocos
Escupiendo fuertes palabras al viento.

Goteando como una botella de ron añejo,
Endulzaré el calor y el color de tus focos,
Y permaneceré, aquí, solo, como escarmiento.

El orgullo de los soles

Tengo que continuar escribiendo,
Estoy obligado y cosido a pensarte,
No tengo paciencia para añorarte.
Mi deseo y mis cadenas, sin remedio,

Se destruyen en este mundo pequeño,
En esta tramada sensación del arte,
En esta torpe molécula en la que helarte
Para siempre la carne, la saliva y el hueso.

La fría verdad del tiempo de los soles,
Es que nacieron para verte, e iluminar,
Y sólo ellos conocen en realidad la sombra.

No entienden la incomunicación, ni los roles.
Inspirados para la eternidad en lo veraz,
Su juego es sentirte, y no suelen hacer cola.

martes, 7 de febrero de 2012

Embebido

El suave paladar de un cariñena púrpura.
La esquiva voluta inquieta que se escapa
De unos labios de carmín rojo NAPALM.
El fuego ardiente de tu mirada etrusca,

La sonrisa tenue y la contorsión brusca;
Todo dice que de tu costado emanan
Flores que nadie regó, que descansaban,
Por la desidia, masas y tiempo, mustias.

Toda esa información en un escorzo,
En unas gotas de vino, en un voluptuoso
Tiento de humo y atmosfera y viento.

Cada caldo deja un remanso y un poso,
Cada tiempo una calada entre tus poros.
Cruel destino y affaire, que es un sueño.

La fuerza de los perdidos

Tus fuerzas no las activan esperanzas,
Lo hacen indicios, movimientos, vectores.
El movimiento ante tus ojos, viejos motores,
De lo que te influye y al final te atrapa.

Tu corazón no está vacío, ni se te escapa,
Si no dejas que acierte y viva de errores.
Aprende de aquellos impulsos peores,
que tienes necesidad de gritar, y son llama.

Cómo ahorrarían mis venas dulce sangre
Si te levantaras y vivieras vivo fuego.
Para lo bueno, la fiereza de la crítica.

Para lo malo, buenas ideas y sabores acres.
No dejes pasar consciente este juego,
No lo dudes, por un momento, te implica.

lunes, 6 de febrero de 2012

De Alejandría a Venecia hay un cabello

Son tus versos, y no los míos,
Son tus pasos, y no los míos,
Son tus labios, y no los míos.

Echado en la hierba fresca
Sentí tu pie delicado arrullando,
Y el mantra cálido de tu cadera
Contoneándose con fragilidad

Son tus arterias, yo sólo pongo la sangre.
Son tus pulsos, yo sólo pongo el corazón.
Son tus visiones, yo sólo quiero poner color.

En el estrecho paso de las candelarias,
Como una góndola, tu pelo negro
Borro cualquier resto de marea,
Ese manto guardó las luces para siempre.

Son tus contrastes y no los míos.
Es tu piel, yo sólo quiero ser alfombra.
Refugio seguro de las reinas del Egipto.
Y a pesar de lo que paso con San Marcos

No dejaré que nadie te robe.

No son tus sombras, son mis luces.
No son inquietudes, son mis besos.
Voy persiguiéndote sobre las aguas,
Y tus leves huellas en la mar nocturna
las borra mi recuerdo con deseos
de llevarte a casa.

Dicen que el santo que llevaron
A la elevada y lujosa Venecia,
No era Marcos sino Alejandro.
Un griego, medio persa y divino.

Quizás cuando paseaste esas calles,
El antiguo rey de reyes te bendijo,
para que yo te vea como te veo.

domingo, 5 de febrero de 2012

"Corriente" A Ana Marr

Al nacer en esta apartada y última orilla,
Pensé en musas grandes como montañas,
En vidas remotas, cándidas y extrañas
Como el Estrecho cuando se aproxima;

Cuando se va, y vuelve, y siempre prima
El vaivén de ser el mismo con distinta agua.
Éso, en la absoluta realidad, es la constancia,
Y el cambio cíclico de sus contornos, su dicha.

Así cambiamos y somos en nuestra carrera,
Entre montañas, colinas, valles o llanuras.
Para ver el proceso necesitas tiempos y eras.

( )Eras, y fuiste, y serás con aguas diferentes,
Lo mejor de todo son esas gotas, fuertes, y puras,
Que consiguieron recordarte que eras corriente.

sábado, 4 de febrero de 2012

Gnosis para niños

Enorme sincronía de extraños parámetros,
Aupada a un caos de márgenes ficticios.
Cimentada la gnosis de cuando era un niño
Y veía del universo un juguete al cuadrado.

Luego, sueles ver más -como un triste alado
Que deambula por esa esfera de armiño-,
Que no es ni una mota de polvo dañino,
En todo ese orden magnético, cálido y helado.

Necesario. Y las máscaras no cambian tu rostro
Cuando corres está carrera de obstáculos
invasivos, orbitales, audaces y concéntricos.

Las imágenes, que tienes, no se deben a otro.
Pero en este divertido compás de lo sutil y raro,
Piensa y ve, que no juegas, y eres un juego.

No te acomplejes. Es muy sencillo vivir
Y creer que dominas la rotación de la Tierra.

jueves, 2 de febrero de 2012

La dulzura de la gran Isis

Nunca reconocí tantos dulces estrógenos,
No hubo feminidad más curvada y redonda.
La dulce calidez y los aromas que ahondan
Como si tomara un puñado de alucinógenos.

Enredado en tus suaves piernas, encógenos;
Estamos dispuestos a caer frente a tu rosa.
Pensamos tus aprietos, y pinchamos la sonda,
Que admira tus intimidades y tus agrios posos.

La albura de tu piel tenía que esconder negro,
Las sombras de tu pelo enredan las luces
Que, en mi dormitorio, se escribieron con celo.

Y en lo más profundo del interior de mis pupilas,
Veo calor, dolor, primor, candor, conciencia.
En tu rostro, y entre tus piernas, no sólo belleza,

Se veía el carácter de la mejor mujer esencial.