martes, 18 de marzo de 2014

El Ego, con Jose Montoya.

Te puedo acariciar con sigilo si tu quieres. Y puedo besarte el cuerpo pero no estoy seguro que encuentre algo. Si lo que se hace alma bajo las chabolas de tus costillas al respirar te da un suspiro, llámame.
Estaré listo para acunarte, para darte todo lo que quede en mis pequeñas manos y mis grandes brazos. Te arroparé como madre. Como pequeño ente que acabas de llegar. Wellcome planeta Tierra.
Soy la comadrona de tus sensaciones. Tu espíritu indio, gitano, judío, árabe, cristiano, o lejano como el mar, será bienvenido a mi hogar donde todos somos una misma cosa, una continuidad sin fronteras posibles. Estoy para que nos hagamos más grandes tú y yo.
Yo y tú. En un jardín pasamos donde las flores se abren cuando la lluvia no cae del cielo sino de los huerfanos peces. Vamos a enfrentarnos con el espejo. No vivimos ayer, estamos juntos. No nos separara nada en el mundo, ni una fragancia ni un susurro. Somos familia desde siempre, mi niñ@ del alma, estás presente en todo. No olvidare tu risa que me interesa  como el rotar de una Tierra entre mis brazos.

Como el primer llanto al nacer ahora puedes respirar.

domingo, 16 de marzo de 2014

La trascendencia del peso es puro vicio.

Parece que el exceso es el único y veraz medio.
La única puerta hacía la defunción constante,
Verás que todo se regula y se pinta mediante
Las sustancias que aburren al insufrible tedio.

Hay personas que tienen paz y sin asedios,
Viven una vida sencilla y siempre adelante.
Yo he dado muchas más vueltas que Atlante,
Para olvidar el sufrimiento que comedio.

Agarrar el Globo, lucir a ninfas y héroes.
Cercenarme el paso por el peso, que me dan,
Que hace de mi espalda un vacío muy lleno.

Yo sigo, engañando al tiempo y a Hércules.
Bebiendo, respiro, libando sin ánimo de parar,
Con toda la maldad de saber que hago pleno.

-”Aguanta tú el globo”.

sábado, 8 de marzo de 2014

Diarios del Pirata IV

A veces se te desatan rápido los apetitos y la claridad se sustituye por un sostenido tropezar con una y otra piedra. Tienes tantas ganas de querer que no sabes qué quieres. El corazón humano que, por supuesto, nubla la razón, es de una gran potencia, de una constancia metódica con la que hacernos ciegos, como si nuestros ojos se nublasen por la gran cantidad de sangre.
Todos los días lo vemos y lo sufrimos, personas perdidas del karma por sus latidos, como si los ensordecieran. Y después de tropezar con unas pocas de piedras tus espinillas estarán heridas, estarás cansad@, tendrás mareos y parecerá que tu barca está en medio de la más furiosa tormenta.
No sé si hay un camino recto pero estoy seguro de que hay un rumbo correcto para lo que quieres ser y hacer. Y los barcos de los piratas a veces cortaban las olas aunque corriesen el riesgo de que toda la nave se deslavazara. Esas prisas, esos pulsos, esos impulsos si te llevan a la libertad.
Son exteriores y propios, lo interior muchas veces es ajeno al lenguaje del alma y mucho más propios de egos malcriados. Cuidad vuestra arma de destrucción masiva del equilibrio -benditas paradojas- tened cuidado con los engaños del corazón. Son mucho más peligrosos que ningún pirata.

¿Quién tenía razón?

Enciendo teas y me pongo a pensar que puedo encontrar lo más bello y más complejo, lo más sencillo y cordial en cualquier camino por el que pasee. Una simple flor puede ser imagen del conocimiento, del cosmos e incluso de la antimateria, como un queso gruyere.
Un perro puede ser un pastor y un asesino, un cascabel, una alerta o una musiquilla que anuncia buenos sentimientos. La Divinidad es grande, es de Perogrullo, pero también está en todas las cosas pequeñas, hasta en las pequeñas motas de polvo que revolotean con su caos y su orden una habitación llena de humo vegetal.
El otro día me hicieron ver que perseguía a una Proserpina apunto de convertirse en ramas y hojas, en pequeñas cúpulas para las gnomos. Un sueño visceral de lo grande. Una mujer que ande carros y carretas y siempre tocada con bellos adornos. “Una diosa, buscas” me dijeron. Cosa que no se puede encontrar. Persona que vivió en la mente de Apolo para convertir sus dones en su fuga, los dones que le daba el Poeta con su interés. Los dones que ella tenía por haberse visto la más bella aunque fuera a los ojos del dios Sol.
Pero Proserpina se convirtió en árbol. Árbol bello e insigne con todas las virtudes que le habían regalado los versos susurrados a las simples esferas, para poseerla.
Apolo creyó que ella era la perfecta pero lo divino le hizo ver para su pena, sin rencores, que sólo quería ser árbol. Estar quieta y permanecer incólume. Ni las manos más tersas le valían, ni los rizos rubios más escandalosos ni el calor más perenne. A veces la elocuencia, la presencia y las formas angostas, conjuntadas, asustan. Y a veces lo completo no quiere reclamos ni conjuntos ni acuerdos.
Nosotros persistimos, insistimos o desistimos.
Yo desisto, -no como Apolo-, desisto de idealizar, de ensalzar, de perseguir, de buscar lo que se hace imposible y más bello a mis ojos sin reflejo posible. Quizás haya margaritas que se conviertan en amapolas. La Divinidad es fuerte, es implacable, es irracional pero se deja entender si eres capaz de cambiar los modelos que te han dado.
Si te partes los vestidos pide que empiecen a vestirte de nuevo para empezar, -para cambiar de flor. Y para recoger flores y quedar bien, además, hay que ir bien vestido.
Apolo lloró junto a su árbol amargamente por perseguir la perfección, quizá el truco sea perseguir el “defecto”, lo destinado, lo que cambiará, quizás y poco a poco, para convertirse en la más bella flor desde la sencillez, desde lo cordial, desde lo que parecía imperfecto. El problema es que el mundo se va haciendo menos simple, poco a poco, y la sencillez no está al alcance de la mano. Sencillez es entenderlo y aceptarlo todo.
Por mucho que desista, y no busque, me temo que acabaré como el dios llorando bajo un árbol aromático después de haber cantado tanto al cielo como para recorrerlo mil veces. Un pagano, poeta, bohemio, soñador, loco y místico dónde coño va a encajar en esta sociedad “racionalizada”.

lunes, 3 de marzo de 2014

Políticas de Austeridad

Todos conocemos el mercado de los diamantes un poco. Los diamantes son de forma pura carbono que bajo condiciones de alta presión en el interior de los estratos terrestres, y principalmente en la chimeneas de kimberlita, cristaliza en esa hermosa piedra que una vez tallada vemos en las estanterías de las joyerías del primer mundo.
A pesar de lo que podamos creer los diamantes son bastante comunes, en la Tierra hay toneladas de ellos o incluso en los Mares a la deriva.
La posición de mercado de la industria diamantífera es clara. Han monopolizado su distribución, la distribución de diamantes -que está únicamente en sus manos. Así hacen creer que su producto es exclusivo, extraño, casi inalcanzable.
Esto sube los precios y redunda en unos pocos beneficiarios que son los dueños de la industria, los fuckin masters of the universe.
Así la hija de puta ésta, lagarta, de la Cristina Lagard hace lo mismo con nosotros.
Las Políticas de Austeridad, como en el mundo de diamante, hace menos accesible el dinero a las masas, lo hace más caro, impide su distribución entre las masas siendo los recursos más que suficientes y sobrantes para que regaláramos diamantes cada vez que nos cortáramos las uñas.
¿Y todo para qué?. Pues igual que con los diamantes, para favorecer a los dueños de este tinglado que no se quienes son. Ahora los banqueros centrales son sus instrumentos para esclavizarnos. Orwell está cerca.

sábado, 1 de marzo de 2014

Al sacrificio

Cobraba con buenas monedas sus palabras,
Encandiladas por un genio afín de sobresalto,
Engañando de continuo y con dulces fastos
Al soñar de poesía, sueños y abracadabras.

Era mago, genio, pobre tirado y feliz cabra,
No encontraba la comprensión en lo largo,
Ni en lo ancho, ni en la vida de sus años.
Era un cadáver que, en vida, se apalabra.

No temía muerte, ni escarnio, ni falacia.
Amaba perdido de toda razón y consuelo.
Y sabía que sus monedas no eran dinero.

Estaba más solo que el uno en la infancia
Y quería con viveza su cuerpo en el suelo,
Su palabra era tiempo y su alma, carnero.

A Paco de Lucia

                           Tú que no enseñaste a escuchar,
                           Tú que nos enseñarás a vernos.

Llora la espuma del mar en la bahía,
Con cuerdas y trastes llenitas las olas,
Con flamencos en la ribera y palomas
En la plaza festejando su sal y sus días.

Del estar solo y de tocar madera vivía,
Como un santo rodeado de caracolas,
Hacía paso en el silencio de mil colas,
Con el fuego de unos dedos que rugían.

Y ahora la bahía llenita de tus trastos,
Llora al maestro, al padre, al jerarca,
Que era, de esta ciudad que sabe a astro.

Su luz será nuestra paz y nuestra arca,
No se acaba lo que deja un vivo rastro.
Y esta marea te hace hoy estrella y barca.

Disfruta de tu paseo después de una vida,
Apoteósica, Lucia, rueda, navega, por sencilla.