lunes, 18 de agosto de 2014

Alegría

Y dejé volar de nuevo su sonido
Por ondas de mar y sal azulada,
Por seda fabricada con la humedad
Que viene del Este hacia mi casa.

Y me inundé con los gritos
Que no sabían por dónde escapar,
Y a mis ojos llegaron lágrimas
Que no provenían de un suelo.

La maraña se tejía tupida,
Vieja, esclava, inocente, intrépida.
Cada momento se agrandaba más,
Ya era una rejilla por donde mirar.

Una nueva muesca en mi carne,
Un trémulo resquemor al que volver
Como se vuelve a un vientre,
A una copa de vino tras años de sed.

Aquel sería un colocazo vertical
De enganche puro a lo irrepetible,
A partir de aquello me quedaba
Hacer carrera o ponerme a caminar.

Sé hincharon las velas y echó a volar.