viernes, 22 de abril de 2011

Un segundo

Voces lejanas de grandes oídos,
Mentes preclaras de tiempos perdidos,
Hombres sabios como un segundo,
intenta dedicarte a un segundo.
Tu vida entera en este mundo,
Es cuestión de ser segundo.
Eres segundo, aunque no lo creas.
Eres segundo, cuando vas primero.
Caes segundo, cuando caes en algo.
Ves segundo cuando miras.
¿Por qué los segundos no se llaman primeros?
Los segundos serán los primeros.
La primicia es cara y es secundaria.
Lo segundo es primario y primordial.
Tu ojo no es ojo porque ve,
Sino por ser visto.
Somos segundos,
Como el Dios del tiempo.
El dios primario no necesita tiempo.
Si no es pa entretenerse, claro.
La epopeya de un segundo,
Sería un gran titulo,
Inabarcable. A no ser,
Que se tratará de un secundario.
Los secundarios hacen mucho daño
al mundo. NO queremos secundarios.
Esos son como fundamentalistas.
El segundo es segundo,
Puede llegar a ser minuto,
Incluso hora.
Pero, el secundario….
Ése vive de los segundos.
Y segundos somos todos.
Así que ya sabéis
Ignorar a los secundarios,
Segregarlos,
Roban el tiempo a los niños,
Y a los adultos.
Mirad¡¡¡¡¡
Ahí secundarios,
Más que chatos pa vino tinto.
Tened mucho cuidado
Con quien dejais entrar
En vuestras vidas

El lado oscuro de la fuerza

Recuerdos de sed, rotos y desusados,
Encajan de nuevo en mi vil memoria.
De perro callejero sin voz ni señora,
De pájaro afónico, folk y desplumado.

Como fieras nubes en cielo desatado,
Esos recuerdos, nudos, cabos, sogas,
Se ciernen a mi cuello y me togan,
De nuevo, con prendas de prestado.

Vuelvo a estar solo, tenue y atascado,
Vuelven perros de la noche, olvidados,
Vuelven las sombras del poder oscuro.

Vuelve la oscuridad de poderlo todo,
Las tétricas efigies de lo poderoso,
De querer Ser; Sergio, y eres solo uno.

lunes, 11 de abril de 2011

Ojos de gata

Grande superficie de madera pulida y clara.
Llega el gigante, con su manojo de ruidos,
Con su jerga insondable y sus ojos de circo,
Con sus manos de fieltro y su larga cara.
Con gritos de loco y con fuerza, me alza,
Me lanza a los cielos y en un estallido,
Me aprieta y me muerde, con aullidos.
Me mira y, al pobre, se le ilumina el alma.
Qué suerte tuve de tener pulgas y pelo,
De ser una perfección que no creo Dios.
Puedo cagarme en sus plantas, y cero.
No pasa nada. Tanto me quiere este trol.
Y a veces se queda de piedra o ciego,
Y otras veces vuelve, y otra vez AMOR.
Quieran mis ojos de negra gata gitana
Darle suerte, alegrías, fortuna y valor.