Lo que queda

Cansado de encontrar traspiés,
Ahogado por mis propios alter egos,
Atacado por nervios sin conclusión,
Comido como morera por los gusanos
Para fabricar telas de araña pegajosas.

No tengo remedio cercano ni dichoso,
No tengo pasos en mi camino rosado,
No tengo ganas de vivir sin aire,
No tengo tiempo de comer tus uvas,
Ni de atrapar la arena camino abajo.

La parra ya comienza a estar mustia,
Tus ojos se vuelven de color gris frío,
Y yo sigo pegado a mi imperio de sueños.
Comido por los retales de mis sabanas,
Pendiente de un movimiento que nunca llega.

No tendremos paz ninguno de los dos,
No comerás maná de granada y almíbar,
Ni llegará tu voz a las solitarias estrellas.
Sólo un acento me vale ya, hoy por hoy,
El de los besos robados por el viento.

Absenta en lengua de hojalata, lubrica

Atrapé mariposas para mí fundamentales
Con mi sombrero de estilo y cartas rotas,
Y cambié un par de monedas de oro y plata
Por sueños del más allá,… con dulce, con sal y contigo.
Estaba perdido y encontré una curva pequeña,
Donde pequeños pies de horchata,
Luchaban con gladiadores por arrasar la pena.
Y la absenta en mi lengua de hojalata,
No dejaba de manar como una fuente antigua.
Tengo una idea precisa y verde del camino,
Del bosque, de la hojarasca, de los recodos,
De las torres que se levantan entre caimanes.
Aguafuertes goyescos pintaron sus sueños
Y todas las pesadillas se quedaron para mí.
Nacieron potros que iluminaban el camino,
Vinieron brujas que se escondían en ruleta,
Y entre toda esta revuelta, en mi mente difusa,
Pintada de humo, de cañamo y oro fino del Perú,
Encontré entre suspiros tu ausencia y letargo.
No me quedaba nada, salvo tu recuerdo.
No me queda nada, salvo este charco de vómito.

Corolarius de Feria y Tacones por Farolillos

Dimensional,
Encantado de conocerla.
Preciso esquís
Para ira de la playa lunar.
Deltas y curvas
Del pleno de Bonoloto.
Pequeñas sonrisas
Escondidas en retales
Cercanos al hombro.
Si fueras roja….
Si sangraras de verdad.
Comino, sal y pimienta.
Y cuarta dimensión.
Y la octava,
Es un recodo en tu ingle,
Que no he olido.
Y brillan las estrellas
Como jirafas asomadas
Tras una tapia de vidrios.
Y se guardan tus palabras
De tocar el éter informático.
Y yo toco con la lengua
Dedales de dulces y mirras
Tendido con la absenta
Que mana del cielo.
Se montan pirañas
En autos de choque
Para ser tu guía.
Y tu sigues manando,
Candidez de niña mala
Que trae noticias de sucesos
Grandes y diversos.
Se pierde tu cola de flamenca
Entre las pisadas
De la multitud multicolor.
Y sus botas de farolillos
Van tocando
El arpa por los lugares,
Rozando…, rozando…,
La vida, el sueño,
La perdida de conciencia,
¿cómo ganar el cielo?
¿!cómo no vender mi alma¡¡??.
Arriba, dinamitas
Del espacio interestelar
De la Feria.
Sigo sintiendo cañones
De piel al cielo,
Y tacones para talones
De Aquiles,
Y sonrisas que tiran al piso.
Que la bella Diosa
De las putas, los líderes y los atribulados
Os lleve en su carroza de flores.

Círculo vicioso. Desierto

Justo para respirar,
Ahondado en el valle del dolor,
Cuando tus pestañas entornaron
Vi un horizonte hermoso,
Que era sólo una ilusión.

Un lago seco más,
Un espejismo entre el terror
De no encontrar pájaros de libertad.
Ni un charco de barro
Donde preparar unos cócteles
con unos flamencos.

Mientras otros mejores
bebían y cantaban a los balcones,
Yo esperaba oír tu aleteo
Cerca de mi ventana,
Ni siquiera con subterfugio.

Pero no, seguimos contando
Nuestros epígrafes secos y rotos,
Y las vistas lejanas, espejismos
Del falso devenir,
Siguen ahogándonos sin gota
Dulce o salada.

Ya no busco tu vacío,
Estoy aprendiendo el recorrido
A los paraísos de este desierto
Que también parecen espejismos,
Donde se mezclan
Todo estado de conciencia y demencia.

Y ,cuando despierto, ahora,
Vuelvo a ver tus pestañas entornando,
Y veo un nuevo horizonte,
Y sigo sin ver aves.
Como siempre, equivocándome

Ya transite Venus al Alado

Huele el pescado desde el mar,
Se escupen hurtos con rumores,
Se cortan de toda raíz los amores
Del cuerpo negro del calamar.

Despistan tus aletas de colores,
En la noche cerrada, al bailar.
No sé si miras hacia la mar,
O atiendes, del cebo, sus olores.

Faroles y áhaus faralados,
Se pintan en el brazo del marino.
Con pulso firme e impaciente.

Y desde su barca de serpientes
Con sus ojos vivos, sin tino,
estando pobre y siendo varado,

Hoy no se pescan ni golondrinos,
Ya transite Venus al Alado.

De palo y oro

Cuando cuentas tus guiños
En estimados y profundos suspiros,
Cuando cantan tus ojos
Tras una visión hermosa.
Cuando tu alma va pidiendo,
En limosna, átomos de facilidad.

No te quedan patas para correr
Porque no quieres.
Cuando el corazón calma su pulso
En el remanso de esta corriente.
Cuando encontraste el meandro
Plagado de peces y oro.

Entonces perdiste el decoro,
Escupiste en tu honra,
Y quisiste pescar todos esos adornos.
Comer pescado crudo
Con sonrisas y mofas.
¿Encontraste paraísos no artificiales?

Coplilla

Habrá que levantar la voz para atraer a las arañas
y a los lagartos ocelados,
llega el Sol de verano,
y yo sigo siendo blanco hasta las entrañas.

Qué sí, que me arañas,
que pierdo el pie en el oscuro y aspero vado
de los uniformes de azul, y pelo de gato.
Y no me quedan mañas

Me asisten y mueven, y conmueven los petardos