martes, 25 de diciembre de 2012

La diosa más bella


Una luz clara y pura que se expande
Llego a mis ojos tristes y cansados,
Por iris bello que había transformado
El aire próximo en visión circundante.

Todo se aproximaba y hacía grande,
Tus ojos y tu sonrisa eran mi regalo.
Y sin conocerte ni en lo más cercano
Sé que llenaban un corazón de gigante.

Muecas de simpatía infinita y veraz,
Allegros en el pasar de mis teclas
Al son de las curvas amables de tu cara.

Encontré el vacío al perder tu haz.
Busqué entre la noche y sus sombras,
Pero te habías ido. No quedaba nada.

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