jueves, 16 de diciembre de 2010

Trafalgar



Cuando el pene del diablo
Embrujaba a la baja luna,
Cuando la mar montuna,
Rugía en el firme acantilado.

La cabeza perdida por los vientos,
Las pasiones podridas por el tiempo,
Los corazones rotos sin ausencia.

Cuando el pene del diablo
Embrujaba a la baja luna,
Y andábamos como bruma,
En busca del vivo faro.

Y veíamos en la espesura de la noche
Tornar los vientos y las crestas,
Y la luna grande, y gran derroche,
Del cielo bajo nocturno, era fiesta.

Y cantaba la locura desde una peña,
Y asomaba cruenta la voz cruda
Del tiempo, que se perdía en pena.
En remota lejanía, y luz ruda.

La cabeza perdida por los vientos,
Las pasiones hechas navegantes sangrientos,
Los faros del arte que engendran sombras.

Ojos para ver al diablo,
Hombres para entender la derrota,
Corazones fritos de antiguos náufragos.

Hay paseos que inundan vidas,
Luces comidas de oscuridad,
Extraños tontos para bebida,
Y pasos largos para la eternidad.

Cuando el pene del diablo
Embrujaba a la baja luna
Y andábamos como la bruma,
Con el horizonte en la mar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario