Conocí en una ocasión extraña
Una mujer fatal, vital y pantera.
Aún así, no se enteraba qué era
En qué se entretejían sus patrañas.
Actuaba de fe y con mala saña.
Se convertía en una poligonera.
Atacaba la nuca haciendo la espera
Y mostraba, entonces, su calaña:
Era un animal joven y tímido,
Un depredador demasiado presa,
Una niña hecha niña con dolor.
Y, así, se come y se depreda.
Se hace de la ira casi encanto.
Y, de la vida, un canto, rodado,
En tu ojo.
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