Tuve una larga sonrisa indecisa
Que preludiaba vacaciones de ti.
Que me atrapaba cálida por aquí.
Por la cara más o menos imprecisa
Del devenir de putas y poetisas
Que se escaparon del foco del allí.
Rostros perdidos de rotos maniquís,
Estrellas engullidas a toda prisa.
Agujeros negros masivos, sin ojos,
Sin boca, ni lengua, que gesticular.
Tragando sólo el irrefrenable pasar
De mentiras y trasiegos cortos,
De la “exquisita” masa de la masa,
Del imperdonable rubor del orto.
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