Cuatro hermosos meses pasaron
al cariz inconstante de tu cariño,
Vimos y tocábamos como niños,
Jugábamos y escandalizábamos.
Tus risas eran mías, y entre ambos,
Derrotábamos mareas y guiños.
No encontrabas abrigos de armiño
Porque querías y cosías mis brazos
Para pintarte abrigos y sábanas;
Porque contabas enormes ganas
De verme y disfrutarme cada día
Y yo no era menos cuando podía,
Memoria hacía, y musicaba tus gestos,
Ellos te vieron, y me llevaron a esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario