sábado, 21 de septiembre de 2013

¿Contradicciones?

Todos los fantasmas de mi vida afloran con tu presencia. Todo me lleva a verte igual que yo y a no encontrar mentiras sino engaños. Todo afloró con lentitud.
Fui eremita, mudo, animal, loco, niño y desprestigiado. El prestigio me importa una mierda más allá de los quince centímetros de tu compañía. Nunca perseguí que me vieran grande ni mayúsculo, ni mínimo, sólo caudal. Sólo me importa quien tengo cerca. ¿Qué le vamos a hacer?. No somos ubicuos ni buscamos la fama tampoco. La notoriedad ya somos nosotros. Y la fama no sirve de nada. De poco en el terreno espiritual.
En el terreno espiritual no hay fronteras mas las que te pongas tú.
Transmitir es como hablar por la radio pero hace falta una carrera mucho más amplia. Tantas risas funerales soportan los dignos a la sociedad, los prestigiados. Tantas risas fatales, definitorias, vivas, tanta porción de universo hay en ti y tan pocas en la adulación o la admiración o la empatía coartada de creer en uno.
Creo que hasta el Divino se ha cansado de que sólo crean en Él.
Muchas dioptrías. Toda oportunidad tiene la oportunidad de ser cosmos. Por qué vadeamos nuestros ríos con la ayuda de pocos cuando somos muchos, todos, los válidos. Por qué no quedarte con lo que está cerca y siempre andar buscando nuevos mundos, nuevas tierras, conquistas.
Con la miopía absoluta de no darse cuenta que sólo se conquista uno a sí mismo.
Y no ver el infinito que se abre en cada mendigo, en la librera o en el cajero del supermercado. Suelen tener más infinito los que no lo saben. Son mucho más auténticos porque ellos no tienen nada que creerse (o poco) y no temen equivocarse. Porque los egos regalados sólo son putos egos y no ayudan a nadie. Se miran a sí mismos sólo y viven de los regalos al oído que les hicieron.
No bastan tus cantidades, ni siquiera tus cualidades. Es el de enfrente él que te da realidad. Cómo te comportes tú con él/ella delimitará tu signo. Puedes llegar a muchos, pero no darte cuenta de quien tienes cerca, y estar en una confusión perenne de lo que vales, los que eres y lo que sientes. La humildad de un perro nos hace falta… No pierdan el tiempo en agradar a nadie. A quien agradas por principio ya te está enseñando a ser menos tú.
La obsoleta pero contundente Generación de Shopenhauer. Consulten.

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