domingo, 22 de septiembre de 2013

Sedente

Tuve un rato una grata alegría,
En un día de furiosa tempestad,
Mis lisas velas las llevaron la mar
A un puerto de dulces compañías.

Había putas, faranduleros y pías.
Era un ingenio donde poder piratear.
No había corsarios que ablandar
Porque las coronas aquí no existían.

Y libre y sin pauta fui y encontré,
Embebido en ron de pura caña,
Dulces vientos que de allí surgían.

Y sin motivo ni ruta vislumbré
Que no había ni podía la patraña
Encontrar en el mascarón una guía.

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