domingo, 6 de mayo de 2012

No hay

Experiencias gélidas
Para un corazón recosido,
Dulces piernas de alabastro
Que escapan corriendo
Por las carreteras de la derrota,
De la música triste
De piano roto.
De ojos con sueño, sin sueños,
Penetrados por el color negro
De esas pupilas de jabón.
Jirafas esbeltas como torres
Que se inclinan para dormir
Sueño eterno y podrido.
Miradas perpetuadas en estaño
Que no pudieron recorrer
El camino de vuelta.
No hay engendros azules
Como el cielo.

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