Con tu sacra piel, joven y currada
De arena, sol, sombras, caliche y sal,
Hace vestido blanco el vendaval
Para abrigarse las noches lunadas.
Cuando asoma entre marejada el astro
Se levantan sus salmos del cristal,
Y al pobre y ajado, lejos del mal,
Lo hizo pleno, cobijado en el castro.
Caía la lluvia y conocía el embrujo.
Ya se pierde tormenta y libertad.
Llega la voz a las altas esferas:
Y reclamos y bellezas son lujos,
Pues ella os tiene a todos, en verdad.
Y verdad, y pulso es lo que se espera.
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