jueves, 28 de marzo de 2013

Al-Yazir Al-Hadra (Diarios del pirata)

Del Perú, del abrigo, de los frescos que se cuelan por tu espalda en la primavera, de agacharse a mirar flores o insectos, de recoger buenos pensamientos, flores frescas para ensalada, tomates verdes. El Sol llega a esta Andalucía andarina, muchas veces solipsista, donde todo es bello.
Las flores  Perséfone.
El calor de Plutón.
Mercurina.
Yo sólo salgo de paseo en carroza y tumbado, estoy a punto de ser condenado como buen panadero romano. Pero se cuela por todos lados.
Y los pies húmedos en la playa donde se encuentran los cabos y las consecuencias. Siempre era en febrero¡¡¡ siempre en febrero¡¡¡..pero qué año más lluvioso!!!
Ya abren las flores y nos quitamos el abrigo, ya las humedades se abren paso en los retales de interior de esta Tierra….y todo se pone verde, verde, verde.
Al-Yazir Al-Hadra qué decir. Antes se supone que era muchos más verde y estaba rodeada por un gran lago, doy fe, semirodeada. No habíamos tenido a Paquito haciendo e las suyas con sus petroquímicas y refinerías. Y el Mar no se nos había dado tanto, cada vez, más distante, de un tiro de piedra un tiro de arco, de un tiro de arco a un tiro de superhombre asesino en Afganistán con el último fusil de francotirador; con anemómetro  y todo.
Aún así el aire puro corroe mis nervios de interior produciendo gustillo en mis pulmones saciados de humo vegetal. Y observo la impresionante luz que poco pintor descubrió, la tenue claridad de esta atmosfera prima hermana del sol y el polvo, corrida por los vientos más que el Ferrol.
Siempre he querido tener un velero y navegar esta indómita fortuna, hacerme rico con mis redes, subir grandes pesos al barco con mi pincho de palangrero.
La Mar no recompensa a nadie, me han dicho. Es demasiado fiel a si misma, demasiado espontánea y cruel. Sólo te queda abrazarte y esperar que te de remanso, que tu sino coincida con el suyo, que le guste tu abrazo.
Hoy estaba leyendo sobre los marinos fenicios y toda esa falacia que se trascribió desde la Escuela de Toledo. Falacias sí, vaya locura decir esto¡¡¡. Mi posición es escabrosa, soy una cabra encima de un risco.
Estaba pensando en esos marinos soltando ruiseñores al viento de la niebla para saber dónde encontrar costa. Y la FELICIDAD de encontrar una.
A veces las costas son agrias, de terrenos baldíos o corroídos por el viento mareal. A veces ofrecen gran cantidad de agua fresca y fruta y animales que devorar.
Quién no querría venir a una tierra con tal fondeadero.

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