viernes, 12 de julio de 2013

Misiva presta y encandilada a Don Paco de Lucía, Gran Paisano

Rumba de Estrecho, astilla de barca, sangre de marea de levante espumoso como el vino. Humedad y vendaval en los dedos, como canutos verdes de la Sierra andados por cochinillas de colores.
Grandes aplausos corean al Maestro tarantulero de la vida misma de mi soñada raigambre. Coros de voces que adulan al siniestro, al comillas de Aranjuez, al que no vive aquí. Sino en Mallorca o Maiami.
Me da igual. Pero por qué no me parece ya tan monstruo, por qué no entiendo no vivir en un impás de lodo y cenizas, de vientos, de verde inmaculado entre los terrenos de acero, de puro miedo de cangrena de no poder salir del boquete.
De reír. De encabritarse. De hacer bulerías. Canta niño. Canta.  Y dile a sus niñas que vuelvan a tomarse una copa en el bar, a reír con los paisanos, a practicar vicio, a soliviantar una madera delante de cuatro niños.
Paco, Paquito, Paco, Un saludo al más Insigne Hijo de la desdichada tierra de este poeta.
Que ahora mismo, como Tú aprobarías, está de juerga con tu música y le espera una morena de Torres y bellas sustancias de colores. Por eso me quedo con tu ARTE infinito pero aplaco mis intenciones, y acabo, que todo es acabar.
Tira pa cá y llámanos, en los Orígenes siempre está la verdad (aunque no te lo parezca)¡¡¡¡¡¡¡¡

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