sábado, 12 de octubre de 2013

Filosofeando. La perfección

Creo que algún día acabaré no escribiendo sobre luces y sombras. Encontrándome entre el Astro y la Tierra o fuera de la influencia de ambos. Pintando con alguna realidad este espasmo entre lo físico, lo intelectual y lo espiritual.
No sufrir, no dañar… es tan difícil domar las entrañas del karma. Es tan difícil, a veces, hacerse a él. Conceder que es lo más sencillo, lo más bello, lo más letal o lo más trascendente lo que ocurre. Leibnitz decía que vivíamos en “el mejor de los mundos posibles“, yo diría en el único posible, en el único válido de puertas para adentro, en el que sólo se demuestra estando.
Yo ya he llegado al punto de no lamentarme por nada. Soy un buen borrego del destino. Un filosofastro listo para la horca de la elocuencia del medio y el ser.
“El ser y el tiempo”, tampoco creo que todo o algo se reduzca a eso. En realidad ni siquiera creo que nuestro tiempo sirva de nada o tenga más validez que la de un capricho de esta pequeña y tramada dimensión. Ni siquiera juzgo con quien compartirlo la mayoría de las veces. Cada cual tiene una historia bien correcta, errara, fuera más “bueno” o más “malo”.
Y tampoco me considero un nihilista. Yo celebro la vida casi todos, todos los días, como decía. Celebro las acciones y el amor que surge de muchas cosas. Celebro cualquier cosa. El odio… Si te roban, creeré que ése es tu karma. Debían robarte en ese momento, llevas un camino mucho más grande. Quizá no sea como decía el otro día, “Tú eres tú y tus circunstancias”. Quizás sea tú y las circunstancias del mundo, ¿no?. ¿Son realmente tuyas las circunstancias?. Caigo en la cuenta que, de remate, No.
La imposición del orden rige el Universo que conocemos, no vamos a pensar que seamos una excepción. Eso está muy manido….ya los griegos se creían el centro del Mundo o Europa pensaba que estaba anclada a una meseta rodeada por mares. El egocentrismo a la civilización que mejor le sienta es a la europea. Somos tan creídos, y estamos algunas veces en nuestro derecho, que el mundo se comporta así al completo por 300 mendas diestros y con un par que lucharon en la Termópilas. Y por una infinidad más que han luchado desde distintas posiciones.
“La filosofía ha muerto” decían. Y lo que a muerto, o se ha anquilosado, es la igualdad entre los hombres que nos hacía curiosos y hábiles. Porque nadie mira y remira algo que no sea su igual. Si eres demasiado grande mirará a otro lado, si eres demasiado pequeño se mirará el ombligo, si eres igual funcionará la santa y bendita fuerza que todavía nos mantiene en pie, una pizca de empatía. Pero, ¿para cuándo mirar con estos ojos?.
Para cuándo ayudar sin después, sin condiciones, para cuándo hacer uso del libre albedrío, para cuándo comportarnos como nos de la gana, cuándo dejará de importarnos nuestra propia vida o las amorfas reglas que la rigen para  contemplar que la importancia de todo está en el karma. Eso que sucede y que nos hace ser múltiples y que nos hace ser únicos. Vivir la unicidad de ser múltiples parece que ahora es cosa sólo de locos y parece también que es el único tipo de conciencia. No hay nada que nos separe de la perfección NUNCA, sólo de nuestro devenir cuando no le somos LEALES.

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