lunes, 18 de julio de 2011

Ruina

Sin las volutas dulces del olvido,
Aún más esclavo de mis prisas,
De mis penas, de ausencias, risas.
A la luz de la necesidad, nacido.

Y vivo como un eremita maldito,
Escondido en cueva de aristas,
Cortado por el cristal como artista,
No sé, ni podré, ni escucho, ni vivo.

Solo, acá arriba, medito y peno,
Y para nadie vale mi pobre palabra,
Porque es nadie quien medita y habla.

Porque sin alcantarillas no hay dinero.
Y encuentro que mi odio a estas hadas,
Me lo devuelven multiplicado por nada.

Dejándome más solo, más triste, cero.
Ni uno, ni dos, mi destino… es certero.

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