martes, 24 de enero de 2012

Náufrago

¿Dónde estás, advenediza y cautelosa?
Tus cabellos me los robo el cruel viento,
Tus ojos me los robo el brillo del fuego,
Te marchitaste como una codiciada rosa.

En el parterre de mi jardín, tus cosas
Florecieron, como no floreció el verbo,
Ni junto nunca fuerzas en mi cruel cielo
Como para hacer azul mi vida achacosa.

Nubes, borrascas y chubascos azotan,
Las costas de esta isla desierta y agreste,
Y yo sigo cultivando para, de vez en cuando,

Cada estación, cada largo y quebrado letargo,
Ver tu rosa florecida, pintando de celeste
Esta tierra negra donde tus semillas brotan.

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