sábado, 1 de marzo de 2014

Al sacrificio

Cobraba con buenas monedas sus palabras,
Encandiladas por un genio afín de sobresalto,
Engañando de continuo y con dulces fastos
Al soñar de poesía, sueños y abracadabras.

Era mago, genio, pobre tirado y feliz cabra,
No encontraba la comprensión en lo largo,
Ni en lo ancho, ni en la vida de sus años.
Era un cadáver que, en vida, se apalabra.

No temía muerte, ni escarnio, ni falacia.
Amaba perdido de toda razón y consuelo.
Y sabía que sus monedas no eran dinero.

Estaba más solo que el uno en la infancia
Y quería con viveza su cuerpo en el suelo,
Su palabra era tiempo y su alma, carnero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario