Enorme sincronía de extraños parámetros,
Aupada a un caos de márgenes ficticios.
Cimentada la gnosis de cuando era un niño
Y veía del universo un juguete al cuadrado.
Luego, sueles ver más -como un triste alado
Que deambula por esa esfera de armiño-,
Que no es ni una mota de polvo dañino,
En todo ese orden magnético, cálido y helado.
Necesario. Y las máscaras no cambian tu rostro
Cuando corres está carrera de obstáculos
invasivos, orbitales, audaces y concéntricos.
Las imágenes, que tienes, no se deben a otro.
Pero en este divertido compás de lo sutil y raro,
Piensa y ve, que no juegas, y eres un juego.
No te acomplejes. Es muy sencillo vivir
Y creer que dominas la rotación de la Tierra.
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