lunes, 13 de febrero de 2012

La pena correspondida y el discurso Bolena

Cartas abiertas que viajan con alerta
Para que las lea hasta el puto cartero,
Palabras que se derraman y caen al cesto
Con sangre , metal, nervio, cabezas.

Cada vez que te escribo, me rezas,
Aunque palabras no salgan de tus besos,
Aunque el filo de la hoja sólo tiene gestos,
En mis ojos, al girar condolido la testa.

Podrás viajar, deambular y hacerte vieja,
Yo seguiré en mi cadalso de treinta y pocos
Escupiendo fuertes palabras al viento.

Goteando como una botella de ron añejo,
Endulzaré el calor y el color de tus focos,
Y permaneceré, aquí, solo, como escarmiento.

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