Magnífica entelequia que calmas
A la vez que excitas, que bordeas
Las aguas tenebrosas de Conciencia
Con constancia de dama vegetal.
Surcamos abismos juntos y solos,
Sombrías noches de delirio y confusión,
De sexo indómito y dulce y roto cariño.
Convivimos con los niños de energía,
Azul y ámbar, la rapidez de la conjura.
Y encerramos en la espesura, los lobos
Que vienen crueles a morderte los codos.
Siempre sitio para el delirio con cordura.
Siempre espacios para contener la derrota.
Un ganador claro en la albura de los versos,
El terso y fugaz descanso de lo adverso.
Sin tacto, te ato fuerte como a mascota.
Sé hacer contigo lo que me da la gana.
Y tengo ganas de morderte el cuello.
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