martes, 19 de febrero de 2013

Reflejos junto a la Estación

Hay ocasiones en que caes en la cuenta que te pronuncian más tus deseos que tus pensamientos, que la espera de la "amada" es más honda aún que ver llegar el convoy que la trae a tus brazos.
La mayoría de las personas son así. Nos mueven deseos. Vivimos de deseos. Contamos deseos hasta llegar a cero y volver a engendrar deseos que nos hagan la existencia más soportable y llevadera.
En cientos de ocasiones preferimos la ceguera, por torpe que sea, antes que abrir los ojos a un mundo que se nos presenta hostil, casquivano, sustancialmente jodido a la vez que "ligero"(cursiva) como una pluma egipcia en una balanza para el infinito.
Mis amigos los antiguos griegos querían no hacer ningún caso de sus apetitos. Valoraban la razón que los doma, que lo deviene, que subyugaba sus idas de hoya. Eran metódicos y cabales.
Yo siempre he sido un poco desordenado o un maniático del orden...poco término medio excepto con las bolas de pelo de mi gata y el sucederse tardío de los horarios de tren... cuando me pongo a limpiar tengo que tomar ansiolíticos....supongo que será por no tener chacha que los tome.
Entonces en este cosmos ordenado de estrellas errantes y deshabitadas, vuelvo a ver que mis espacios son más dignos que mis especulaciones...poca especulación hay válida.
Y se encuentra el absoluto de vivir pocos minutos sin tirón del cardio. Encuentras que todas tus elocuencias no son sino producto de tus quereres, de tus insidias al conjunto, de tus manías de soledad, de los trenes perdidos y los que están por llegar.
Yo deje ir tantos trenes que seguí la vía, seguí la vía..., y acabé siendo pesado y transportando mercancías. Pero en las vías no hay camino sin motor, sin deseo de ir a algún sitio.
Si no hubiera perseguido esos convoys, si no me hubiera curtido las piernas corriendo entre guijarros y los brazos, queriendo alcanzar el último vagón, -ya fuese-, nunca hubiera encontrado los horizontes que hoy me propongo.
Y más claro aún es que mi vida hubiera sido múltiplos de veces más sosa y saboría, -que ni siquiera sería efígie ni materia. Que los deseos de los que fui presa y de los que fui objeto, aquellos que yo también desee por inercia, hicieron mi vida bien seductora y bella.
Y, desde la vías, uno sigue contemplando ir y venir convoy en otras direcciones, en direcciones varias, sin dirección. Y a mí, algunos, me hicieron encontrar el "cambio de sentido". Que cada uno se agarré a la baranda que quiera, estaciones sólo hay una, como la antigua Roma, y yo siempre estoy cerca del medio camino, al parecer.
Qué importará teniendo Gravidez. Se acercarán, sin duda, a saquearme.

2 comentarios:

  1. Mal de uno que no sea saqueado alguna vez..
    Me ha gustado mucho, como todo lo que escribe.

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