lunes, 14 de septiembre de 2009

Ajedrezado Gris

Cayeron las torres donde se reunian las diosas,
En el ajedrezado gris de la mañana neoyorkina,
Vinieron las aves negras, de los cruzados, suicidas
Para dar al traste con sus divanes hechos con rosas.
La mañana era clara, nítida, y sobre las frías baldosas
Brillaban los rostros de muchos, y sus vivas risas,
Ya que no comprendían en su torpe y alocada prisa,
Que muchos sufren y desconsuelan por muchas cosas.
Entonces los ricos caímos rápidos en la cuenta
Que son pobres pero tienen mentes, y bocas, y odio,
Y oscuros pensamientos; y vimos, que a la vuelta
De la esquina; la vida se da, por cierta y verdadera,
Mientras no tengas un arma empuñada en tu rostro,
Porque el otro siempre tiene menos de la cuenta.

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