No creas que hay reflejos en mi vida
Que vayan mas allá de tus parpados,
Ni miras, ni figuras, ni espejismos pasados,
Que pueda siquiera comparar sin rima,
A lo que tú suscitas en mis sonrisas,
Con el pasar sencillo de tu encanto.
Ni creas que puedo, ni sé, ni canto,
Sino siento por ti mil calores y prisas.
Y si no tengo tu imagen junto a mi
Corazón herido por la angustia,
La tristeza acaba con toda imagen
Que pueda presentarse ingenua en mi
Cabeza. Pues no tengo sino la tuya,
Y esa es la gracia que corre, sin margen,
por mis venas
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