sábado, 12 de septiembre de 2009

Poema de un verso.

Asomábase su dorada cabeza entre las parras,
Empampanada su frente con ramos de uvas,
Y sus ojos cristálidos y alegres de luna,
Y su sonrisa incipiente asomando sarcástica,

Anunciando a Verso, la diosa más bella,
Más ungida de amor y envidia y deseo
De cuantos, bautizados por nobis teo,
Se atrevieron a lamer y acariciar su teta.

Ella, sencilla, va desplazando su peplo,
Ya sus nudos se ven a sí desnudos,
Y así, y sin ánimo de algún lucro,
Dice, ¡dulce vino que cantase al viento!:

“Tú, si no tienes nada de poeta.
Rimar versos no es para niños traviesos,
Que saben sólo juegos inciertos
Y lamer rápidos y nerviosos la teta.

Tú, qué sabrás de risas y besos;
Si eres un sólo filosofastro despistado
Al que todo parece de su agrado
Y, sin embargo, nada le parece cierto.

La poesía es simple cosa de talento;
Y si no creyeses esto que digo,
Te abrasaras en el oscuro Estigio
Junto a todos los sabios conocimientos

Que ambicionas como vivo loco.
La teta hermosa con sentimiento se besa
Que no con amarga sabiduría, que pesa,
Duele, y agota, despiadada, poco a poco,

Todo sentimiento humano de alegría”.
“Verso, de pensaros poeta quedo loco,
¿Escuchasteis lo que dijisteis a poco
Que vuestras palabras, como arpías,

Revolotearon el frágil y fragante oído
Con que estáis dotada de música celestial?;
¿Escuchasteis esa linda voz que en un pás
Aturulla a las estrellas, amor mío?.

Si enfadada estáis, salís con tonterías.
Decid, si lo deseáis, que obro sin tino,
Pero no mostréis que el celo ha ardido
Sino queréis, amor mío, que de parar no ría.

Y digo bien, que ni reir puedo
Cuando me os acercáis con tales fruslerías
De niña metomentodo, además híspida,
Y arremetiendo estúpida, como un lego,

En aquello para lo que, por desidia,
No te llaman. Amor, deja que tu teta lama”.
“Es cierto; irritada estoy de cómo me tratas,
¡Pero acércate que te abrace vida mía!”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario