jueves, 24 de septiembre de 2009

Poema 39. Conciencia, amor y mentira

¿Ha la vida?. ¿Nadie me responde?. ¿Alguien hay
que algo diga?. ¿sabe alguno de esto algo?. ¿Hemos
de permanecer callados o, por el contrario, tememos
el simple hecho de pronunciar cabizbajos: “Hay?”.

Si alguno estrechó la mínima existencia, el dolor
En su pecho se entretuvo, y pronunciado: ¡Ahí!,
Todo son ayes y quejidos hasta el deseado fin.
Profunda sombra se verá aquel que ame con ardor.

Eterno fuego consumirá sus podridas entrañas,
Y las dulces mentiras cenizas hará esta calor;
Pero avivarán las ascuas, el fuego, con tal pavor
Que incendiado verá su pecho con indómita saña;

Y aturdido, y envenenado, pensará que cicuta
Es más cálido viaje que pasear la febril guadaña:
sesgando los abrojos de la apestada calaña
sólo puede vivir y sentirse uno como una puta.

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