lunes, 21 de septiembre de 2009

Poema 4. El nihilista

Nadie comprende las palabras que suenan demasiado fuertes,
Los halagos no siguen en su vida al que tiene una suerte distinta.
Por la palabra a lo largo del camino vamos dejando flores marchitas
Y en el recodo siempre te expira a la cara una universal y terca corriente.
No hay espacio entre los concéntricos círculos y sus tangentes
Para mentes prodigiosas ni para espectáculos de luces y piras,
No hay trayecto escrupuloso que no conviertan en pequeñas tiras
Del papel que lleva el viento sin escritos. Nada queda latente.
Mediocridad es la luz que lleva el mundo en su antorcha.
Pocos salen de la libertad vecina del indestacable sonido.
El hombre no es culto ni moderno, ni la ciencia es sana ni poderosa,
El arte es vulgar y burgués, y la categoría humana muchas veces deshonrosa.
Podrías decirme tu que asomas estos versos melancólicos y sombríos,
Si el hombre puede ser natural, y la especie tan poca cosa,
O es que sin rumbo, y con su ética, el hombre actual sigue perdido.

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