lunes, 21 de septiembre de 2009

Estatua de sal

Ahora como siempre sigo esperando tus palabras,
Sentado frente al computador con una buena copa,
Con un cigarrillo sempiterno plantado en la boca,
Espero, poca poca, gracia, hoy, para mi, de tus palabras.
Estas fría, un rato ausente, ocupada, me das largas
En tu cabeza, cuando tu corazón, como con la coca,
Tiene mis nervios aturdidos y podridos, y , mi boca,
Sedienta de tanto pensar qué puedas guardar en la manga.
Sois un misterio irrenunciable, tú, bella, dulce y sibilina.
Quisiera honrarte con regalados entretenimientos,
Y que con candiles y linternas y ambar de las minas,
Iluminaseis vuestro deseo y vuestras largas desdichas,
Si vivieras conmigo serías mi señora, mi mar y discernimiento.
Pero enamorado, me eres sal, y mas sal, la tuya; y muy fina.
Y ya casi no queda agua en los poros de mi cuerpo,
Para sostener mi corazón la próxima vez que te vea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario