viernes, 16 de octubre de 2009

Los restos del Humanismo. A Camille Claudel

Qué hay del arte y la cruel demencia.
Beber del insano cáliz de la locura.
No hay artista sino hay feroz tortura
Que extreme su forma, y sin clemencia,
Sin que haya oídos para audiencias,
Deje en paz su espíritu para la cura.
Tranquilo entre la gente y la espesura,
De esta sociedad de la impaciencia.
Son distintos, piensan, callan y meditan.
Y muchas veces pierden su bella cabeza,
Enredados en esperas necias que irritan,
O en sensaciones tardías que se enquistan.
El arte nace de la absurda y real rareza.
Y si no lo entiendes, mejor no insistas.
Tendrás otro sino.( ) Aquellos consiguen
Formas, momentos, cadencias y sentidos,
Mas allá de lo que otros viven y persiguen,
Para hacerte vivir con estos motivos.
Y eres afortunado, si no estas condolido,
Porque esto no se paga, se gana, ni es firme.
El resumen, tus trastos y engendros de tortura,
Y los dolores incipientes de tu cordura,
Cuando no alcanzas nunca a lo que sigues.
Porque aunque persigas el humanismo,
alcanzas la humanidad, y no es lo mismo.

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