martes, 27 de octubre de 2009

Mentes preclaras, desastres infinitos.

¿Puede que pese
Esa insólita teoría,
Que Einstein defendía,
De la tectónica de placas?.


¿Puede el polo moverse
Por diversos motivos,
Por el movimiento de la estela,
Los cambios de la esfera,
En defensa de la naturaleza?
Todo tiene su respuesta,
Se suceden los terremotos
En el circulo de fuego.
¿Qué sería del polo,
Si el norte se desplazara,
Como dicen que sucedió?
¿Puede pasar de forma
Repentina ?
Eso dicen algunos sabios
Que en la tierra ya pasó.


Si el polo acabara en Chicago,
¿Cuanto sol haría en Algeciras?
¿Cuánto hielo cubriría
Sus cabezas?.
¿Cuánto el mar
Cambiaría su trasiego?
¿Cuánta tierra
Ganaríamos,
Recóndita y sumergida,
Y cuántas almas
Se perderían?
¿Y qué espacios helados,
Derrumbarían ciudades
Y borrarían caminos,
Y encontrarían paso?.


Seguro que es otra entelequia,
Insustancial,
De cerebros preclaros.
No podemos imaginar
Tal catástrofe.
Ni tales cambios.
¿Llovería, alguna vez,
Tanto en la tierra?.


Pasaran los años,
Y lo mas extraño,
Sería, que el norte,
Acabará, por ejemplo,
En Chicago.
Pero ¿Quién puede decir,
Cuando dicen,
Estos sabios?

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